La suave espuma de mar acariciaba las piernas de las amigas, que charlaban animadamente. Con los tejanos arremangados y los zapatos en las manos, recorrían la playa, felices. El frío no hacía mella en ellas, aunque la temperatura era baja y el cielo estaba encapotado. Sus corazones estaban calientes, pues se tenían las unas a las otras, y eso era lo único importante en ese momento.
No eran conscientes de que hace frío en otoño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario